sábado, 18 de julio de 2015

Ola de calor en el huerto urbano

Las altas temperaturas alcanzadas en las últimas semanas por culpa de la ola de calor que sufrimos en todo el centro peninsular, donde los efectos atemperantes del mar no llegan, están haciendo estragos en nuestros huertos urbanos. Se están alcanzando temperaturas máximas de 40ºC durante varios días seguidos. A pesar del riego, muchas hojas se encuentran dobladas hacia el suelo y en su aspecto empiezan a notarse los síntomas de la deshidratación. 

La ola de calor no es un fenómeno ajeno a esta época del año, sino que es bastante habitual y está relacionado con el asentamiento sobre la península del anticiclón de las Azores, y junto a ello la llegada a la península de masas de aire procedentes del norte de África, en ocasiones acompañadas de polvo en suspensión procedentes del desierto del Sahara. 

La llegada de una ola de calor a nuestro huerto supone siempre un incremento de los riesgos que la vegetación del mismo puede sufrir. Con el aumento del calor es inevitable algún tipo de pérdidas, así como la aceleración de determinados procesos de crecimiento y maduración, lo que se une a la acción sobre las plantas de los fitófagos (insectos que se alimentan de vegetales), que con el calor aumentan su actividad. Todo ello se deben tener en cuenta para vigilar los posibles problemas y poderlos prevenir. 

Las plantas presentan de forma natural y automática mecanismos de regulación de la temperatura. Estos mecanismos actúan con mayor fuerza en el verano, pero para ello es necesario el mantenimiento de unos niveles mínimos de humedad en el terreno. Estos niveles de humedad están en relación directa al agua que aportamos al suelo y en relación inversa a la humedad que se ha evaporado del mismo. 

Las plantas pueden sufrir lo que se llama un “golpe de calor”, momento en que sufren un estrés hídrico, que consiste en la incapacidad de las plantas de compensar las necesidades de aporte de agua a las células extraída del suelo frente a las pérdidas de humedad por la evaporación y la transpiración: todos alguna vez hemos visto alguna planta en esta situación, y nos hemos apresurado a regarla. Todo ello obliga a realizar en lo posible en estas fechas un aporte regular de humedad al huerto, prefiriendo el riego en profundidad (inundando los surcos). 

Dadas las características del terreno y su falta de drenaje, a algunos de los usuarios de los huertos urbanos, ese aporte extra de agua está generando otros problemas, como la aparición de musgo y verdín en agua estancada en los surcos por la falta de absorción de la tierra, dejando agua estancada varios días, generando olores desagradables y favoreciendo la aparición de microorganismos que no vienen bien a nuestros huertos.

Estas fechas son uno de los momentos más sensibles para nuestro huerto, y una falta de atención puede malograr de forma considerable la cosecha, o echar a perder el fruto que con tanto cariño llevamos cuidando desde mayo. Así que si os vais de vacaciones dejad a alguien encargado del huerto o decidnos al resto de usuarios de los huertos urbanos de Algete que os reguemos vuestro vergel.