viernes, 3 de octubre de 2014

Granujas en las huertas

Hoy, al bajar al huerto, hemos visto un cartel que ha colgado un vecino hortelano junto a sus plantas de tomates. Algunos curiosos nos hemos acercado pensando que sería algún consejo, o una nota para que le regáramos sus plantas. Pero no. No era eso.
Era un aviso al visitante misterioso que viene a quitarle los tomates de cuando en cuando.
"Ojalá que hagas
mala digestión". Y es que, señores, este vecino cabreado, como todos nosotros, cultiva con mimo, pacienda y esfuerzo un pedacito de tierra, para poder ver crecer unas pocas hortalizas. Cada día va a regar, podar y vigilar, esperando que llegue el momento oportuno de maduración para recogerlas, y disfrutarlas. Pero resulta que alguien más estaba esperando y al llegar ese momento, nuestro vecino se ha quedado sin el fruto de su trabajo, porque ese alguien se lo ha llevado antes... Y desafortundamente no se trata de los conejos, a quienes más temíamos en un principio, al comenzar a preparar los huertos. Ni han sido los pájaros, ni los topos, ni ningún otro animal. Ha sido alguien que no ha sido capaz de acercarse y pedir con educación unos tomates o pepinos para probar, "Que te los hubiera dado a probar, si me los hubieras pedido"-dice el cartel. Alguien que, si tanto interés tiene por un huerto, solo tiene que solicitar su parcela, que todavía queda alguna libre. O si no, puede unirse a las parcelas de asociaciones que comparten trabajo y cosecha. Pero no, ese alguien ha conseguido que ahora todos comencemos a desconfiar, con lo contentos que estábamos de crear huertos juntos, compartir experiencias, aprender, fracasar, sudar, cosechar. Ahora se comienza a macerar un sentimiento de rabia y desánimo que nos deja a todos preocupados.
Así que si nos estás leyendo, tú, tentado en llevarte hortalizas que no son tuyas, por favor: simplemente, pídenos una muestra, seguro que te la damos, por las buenas. No vengas, como los zorros, por las sombras, a llevarte algo que no te has trabajado. Y si no te apetece trabajar la tierra, acércate a una frutería de las muchas que tenemos en el pueblo, y por menos de un euro, llévate el par de tomates que quieras. Pero, por favor, no metas tus limpias manos en nuestro huerto. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario